
El pasado 11 de septiembre, Irlanda detectó el problema y ordenó paralizar todas las redes de distribución de cerdo. El motivo fue el hallazgo de dioxinas tóxicas en los animales, que podrían haberlas ingerido mediante el pienso y cuyo consumo por humanos puede derivar en enfermedades cancerígenas si se expone durante largos periodos.

Los países europeos afectados, según la Comisión, son: Italia, Alemania, Holanda, Polonia, Suecia, Bélgica, Dinamarca, Estonia, Francia, Portugal, Chipre y el Reino Unido. Además, hay nueves países fuera de la Unión Europea: Estados Unidos, Japón, Rusia, Singapur, Suiza, Hong Kong, China, Canadá y Corea.
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